Este libro lo escribí especialmente para ser leído por mi familia y por mis amigos. Se trata de una confesión. Me he visto motivado a contarles, a través de una historia imaginaria, aquello que nunca he podido decirles directamente. Quizá después de leerlo me entenderán mejor; descubrirán ahora el porqué de mi silencio, de las horas de ausencia, de aquellas lágrimas que brotaban inexplicables. Se darán cuenta, talvez, que ser tímido era mi recurso para no ser evidente; porque ser evidente significaba exponerme quizás a su desprecio... Que entienda el que quiera, Que entienda el que pueda. Total, hay conceptos que los hombres jamás podremos comprender y hombres que no pueden entender ningún concepto.
Este libro está escrito, además, para aquellos que, como yo, en algún momento de sus vidas, han sido sujetos del rechazo de los demás por poseer alguna cualidad particular. Por muy diferente, inusual o negativa que parezca, ninguna marca específica nos puede definir íntegramente; cada ser humano en particular es un todo muy complejo, imposible encasillar en una sola palabra; en ese sentido, cualquier etiqueta que coloquemos, ya sea sobre nosotros mismos o a los demás, para bien o para mal, es señal de intolerancia. Yo espero que, en vez de amargura, esa discriminación nos haya dado sensibilidad; si así resultó, hago nuestro este par de bienaventuranzas: "bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados... bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia".
Finalmente, este libro está escrito para mí mismo, lo escribí para cancelar una deuda que adquirí conmigo desde adolescente, cuyo cumplimiento he venido postergando por distraerme en atender asuntos de otra naturaleza, por ser consecuente con mis errores de joven, con mis temores de hombre... de los cuales hoy quiero liberarme. Por eso, este libro se hace también una afirmación de mi libertad y de mi autoestima. No tengo nada que temer desde que no tengo qué perder. Lo más valioso que poseo ahora, lo único valioso que ostento, es este latido sereno de mi corazón y los sentidos que Dios me ha prestado. Todo es de Él. Este libro es Suyo, aunque parezca irreverencia.
